Design Thinking

¿En qué consiste?

En términos prácticos, el pensamiento de diseño es una manera de trabajar en grupo que maximiza la creatividad colectiva. Sucede a veces, personas que puedan ser muy brillantes a nivel individual, no rindan cuando las ponemos a trabajar en grupo.

La importancia del design thinking

Por ende, ayuda notoriamente a controlar todos los procesos para solucionar efectivamente una necesidad. Además, es un modelo que sirve para diseñar procesos de formación, cambios en el clima laboral, cambios en elementos corporativos entre otros

Características

El Design Thinking es un FILOSOFÍA centrada en las personas y que, utilizando herramientas de diseño, permite resolver retos y problemas planteando soluciones de mejora e innovación. El objetivo principal que persigue es la generación masiva de ideas al principio del proceso para conseguir la mejor respuesta.

Creador

La primera vez que se escuchó el término Design Thinking fue en el año 1969. Lo acuñó Herbert Simon (Premio Nobel de Economía). Herbert escribió un libro que se llama “Las ciencias de lo artificial “. En este libro se acuñó por primera vez el término Design Thinking o pensamiento de diseño.

Modelo

El Design Thinking se presenta como una metodología para desarrollar la innovación centrada en las personas, ofreciendo una lente a través de la cual se pueden observar los retos, detectar necesidades y, finalmente, solucionarlas.

¿Cómo funciona el design thinking?

Un ciclo de design thinking se caracteriza por:

La búsqueda de la innovación centrada en la persona.

La necesidad de la observación para descubrir las necesidades no satisfechas dentro de un contexto y las limitaciones de una situación particular.

La iteración de las soluciones, que se van completando con nuevas ideas, probando y ajustando.

La involucración de clientes o usuarios finales, que minimiza la incertidumbre y el riesgo de la innovación.

El uso de las percepciones, en las que se confía, entendiéndose que complementan a los datos objetivos

Lo especial de Design thinking es que los procesos de trabajo de los diseñadores pueden ayudarnos a extraer, enseñar, aprender y aplicar sistemáticamente estas técnicas centradas en el ser humano para resolver problemas de una manera creativa e innovadora, no sólo en cuestiones de diseño, sino en cualquier asunto relativo al negocio o la vida.

¿Cómo se puede impulsar el design thinking en la organización?

Para lograr los resultados avanzados que vienen con el pensamiento creativo desde una perspectiva de diseño, empoderar al equipo de una organización es de suma importancia. Esto significa que los líderes deben adoptar una gama de funciones fundamentales que pueden facilitar una cultura de inventiva e ideas audaces. Para ello, deberán seguir los siguientes pasos:

Transmitir una visión que los empleados puedan comprender como base. Esta base permitirá una mayor asunción de riesgos en el proceso de experimentación porque los objetivos finales estarán mucho más claros.

Inspirar a los demás. Si bien el design thinking promueve la simplificación como un medio de expansión en nuevas direcciones, no es una tarea fácil. Pero cuando los líderes asumen estos desafíos y determinan formas efectivas de abordar los problemas a medida que surgen, siempre hay margen para el ajuste.

Involucrarse con el trabajo en marcha. Un líder que está en sintonía con el design thinking debe estar en el campo en todo momento, no sólo cuando los problemas amenazan con detener el progreso.

Podría decirse que la clave para fomentar el design thinking en la organización está en el liderazgo, que deberá fomentar un crecimiento significativo y animar a probar soluciones alternativas y nuevas vías, desde la aceptación de que es probable que sea necesario introducir cambios y adaptar los resultados para generar mayor valor.

Técnicas creativas para impulsar la generación de innovación

Lograr ideas innovadoras es un regalo de la creatividad que, a veces, necesita el entorno adecuado o un pequeño empujón. Es el que dan algunas técnicas, como pueden ser SCAMPER.

De sus siglas en inglés se deduce la propuesta que trae consigo:

-Sustituye

-Combina

-Adapta

-Modifica

-Pon en otros usos diferentes

-Elimina

-Reduce

Al aplicarla, como por arte de magia, empiezan a descubrirse nuevas funcionalidades que habían pasado inadvertidas en objetos cotidianos.

El mapa mental es otra de esas técnicas creativas que impulsan el design thinking. Gracias a su potencial visual logra estimular las conexiones neuronales dando lugar a ideas innovadoras y sorprendentes.

Muy unido al marketing se encuentra el Customer Journey, que, pese a no ser considerado como una técnica creativa per se, es fuente de información del viaje del cliente en su ciclo de compra y arroja luz sobre sus hábitos. Partiendo del estudio de este recorrido se puede obtener inspiración para encontrar alternativas de uso de un producto o servicio o soluciones para su mejora.

¿Cuáles son las fases del design thinking?

El estilo del diseñador y el propósito del proyecto en el que se aplique la metodología de design thinking pueden influir en las fases de este proceso. De hecho, existen distintas variantes en uso hoy en día, que, aunque similares, oscilan entre las tres o cuatro y las seis o siete etapas.

No obstante, todas las variantes de Design thinking encarnan los mismos principios. Incluso para los enfoques más vanguardistas existen 5 fases. Son las siguientes:

Empatizar con los usuarios o clientes. Es la forma de extraer el máximo de información, datos procedentes de la comunicación, verbal y no verbal, que guiarán hacia la consecución de conocimiento accionable.

Definir sus necesidades, sus problemas y sus ideas. Una base sobre la que desarrollar planteamientos alternativos y nuevos enfoques que aporten valor.

Crear ideas que desafíen las suposiciones y deriven en soluciones innovadoras. Es uno de los momentos más importantes y sobre el que pueden girar más iteraciones.

Configurar un prototipo. Que no será entendido como la solución final ni tampoco se verá como una respuesta definitiva al problema, sino como un avance, un paso más, en medio de un ciclo de mejora continua.

Pasar al modo de prueba con las distintas soluciones planteadas. Porque los tests son necesarios en el camino hacia la excelencia para asegurar el ajuste y la futura satisfacción del cliente o usuario.

Es importante tener en cuenta que las cinco fases, etapas o modos no siempre son secuenciales. No tienen que seguir ningún orden específico y, a menudo, pueden ocurrir en paralelo y repetirse iterativamente. El design thinking no es un proceso jerárquico sino un proyecto innovador que, en vez de abordarse siguiendo pasos secuenciales, se gestiona en base a unas directrices que son las que marcan sus principios.

Design thinking tiene un gran potencial transformador puesto que ayuda en el proceso de cuestionar. Precisamente por esa razón, resulta extremadamente útil para abordar problemas que están mal definidos o son desconocidos. Una de las grandes ventajas de design thinking es que puede usarse con éxito en cualquier industria, no sólo en tecnología o diseño. Por eso, este marco de pensamiento y de trabajo se aplica en el gobierno, la atención médica, los servicios financieros o las organizaciones sin fines de lucro. Cualquier campo es potencialmente maduro para este tipo de innovación

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